Junto con el fondant y la pasta de almendras, el praliné es otra de las pastas más utilizadas en repostería, no como recubrimiento decorativo en sí mismo, sino que se emplea para rellenos y coberturas, sobretodo en bombones de chocolate y otros postres.
Es una técnica culinaria de origen francés, que también encontramos no solo en la repostería y confitería de Francia, sino también de Bélgica (de ahí que también se la conozca con los nombres plalin o pralinoise).
La receta tradicional o básica se elabora con una mezcla de almendra –o avellana-, la cual es confitada en azúcar caramelizado. Esta mezcla se deja enfriar y se endurece.
El pralinoise se obtiene cuando se añade cacao al praliné, aunque también puede ser una mezcla de praliné con chocolate, o ganache.
Es habitual que el praliné tienda a ser confundido con el praline (sin acento). Pero no son lo mismo: el praline es un dulce de origen francés, consistente en una almendra recubierta de azúcar caramelizado, que recuerda mucho a la almendra garrapiñada.
Aunque puedes comprarla en tiendas de repostería, ¿qué mejor que hacer praliné en casa con ingredientes cien por cien naturales? Te explicamos cómo.