El tomate, una fruta originaria de América, se ha expandido a todo el mundo y se trata de un alimento que no debe faltar en todas las mesas. Su consumo es de vital importancia para mantener un cuerpo sano ya que contiene muchas vitaminas, antioxidantes y nutrientes.
Consumir un tomate en forma diaria aporta el 50% de la vitamina C, importante para la absorción de hierro, en tanto que su dosis de vitamina K ayuda al organismo a incorporar calcio. También posee altas cantidades de licopeno, un antioxidante que protege al ADN y previene las enfermedades del corazón.
Su aporte de betacaroteno alcanza el 20% de los requerimientos diarios, destacando que es quien le otorga el color rojo intenso a esta fruta y que es muy importante para reforzar el sistema inmunológico, mejorar la visión y fortalecer el sistema ocular.
Consumir un vaso diario de jugo de tomate ayuda a la prevención de la formación de coágulos sanguíneos, preocupación que desvela a los diabéticos por lo que debe estar incluido en cualquiera de sus dietas. Pero no sólo los diabéticos deben consumirlo sino que también aquellos que viajen en avión con frecuencia o los que tengan un elevado nivel de colesterol. Los fumadores deben incluir al tomate en su dieta ya que dos componentes principales, el ácido cumárico y el ácido clorogénico, son fundamentales para combatir a las nitrosaminas que se producen en el cuerpo al fumar ( son los principales agentes cancerígenos en el humo del cigarrillo).
Su ingesta ayuda en el mantenimiento de dientes, huesos, pelo y piel, a su vez que protege la piel contra los peligrosos rayos UV.
A continuación vamos a ofrecerle una receta para la elaboración de un nutritivo jugo de tomate: