La fecha de caducidad y el consumo preferente en los productos alimentarios
Los que solemos hacer la compra en supermercados antes de echar al carrito un producto alimenticio comprobamos su fecha de caducidad. Según el tipo de producto aparecerá una fecha de caducidad y/o una fecha de consumo preferente.
Son dos conceptos diferentes, aunque si preguntamos a los propios compradores son muchos los que desconocen las diferencias entre uno y otro.
La fecha de caducidad es la fecha tras la cual la ingestión de dicho producto puede acarrear problemas sanitarios. En productos donde la duración es mayor aparecerá también una fecha de consumo preferente, la cual indica que el producto no mantendrá toda su calidad original tras dicha fecha.
En ambos casos los productos cuyas fechas de caducidad y/o consume preferente hayan vencido han de ser retirados de las estanterías y comercios.
Por ley los alimentos deberán presentar esta fecha de forma clara y concisa, respetando el orden día mes y año. Dependiendo de la duración de cada producto esta fecha puede expresarse empleando:
- El día y el mes para productos cuya duración sea inferior a tres meses.
- El mes y el año para productos cuya duración sea inferior a 18 meses y superior a los 3 meses.
- Solamente el año para productos cuya duración sea superior a 18 meses.
No todos los alimentos han de llevar esta fecha de caducidad o duración mínima. Se excluyen de llevarla entre otros las verduras y frutas frescas.
Tampoco han de cumplir con esta obligación los vinos, cavas y general cualquier bebida con una graduación de alcohol superior al 10%, los zumos y refrescos sin alcohol envasados en botellas de más de 5 litros, la sal, el azucar, el pan y productos de repostería elaborados para consumirse en un plazo máximo de 24 horas, el vinagre y las porciones individuales de helado.
La cerveza caducada no es perjudicial para la salud
Al contrario de lo que podíamos pensar, la cerveza, puede cambiar su sabor o incluso ponerse turbia, pero no se pone mala. Las cervezas lager tienen tendencia a ponerse turbias con el paso del tiempo, pero como casi todo, tiene una explicación. La turbidez de la cerveza se debe a la unión de las proteínas de la malta y los polifenoles de la cáscara de la malta y el lúpulo.
La cuestión es que a los consumidores de cerveza no les gusta verla turbia porque automáticamente nuestra mente realiza la asociación mal color – mal estado. Esto se traduce en que los fabricantes de cerveza lager, que es la que más tendencia a la turbidez tiene, deben hacer grandes esfuerzos por mantenerlas transparentes y apetecibles a la vista.
Desde el año 2000, la normativa europea obliga a poner fecha de consumo preferente o caducidad en las botellas. La mayoría de las fábricas no están conformes con esta disposición y tampoco gran parte de las asociaciones de cerveceros, las cuales se opusieron con fuerza a esta ley en el pasado.
Aunque los embases tengan una fecha límite en la que se aconseja consumir la cerveza para que no se estropee, beber lagers turbias no es malo para la salud. Es más, determinados tipos de cervezas lager se dejan enturbiar a propósito, como es el caso de las keller bier alemanas, porque ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito.
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